Todos los medios de comunicación
españoles se han felicitado por la puesta en libertad condicional de María José
Carrascosa, la abogada valenciana condenada en Estados Unidos por la sustracción
de su hija.
Sin embargo, nadie habla de lo
importante, de la pequeña Victoria Innes Carrascosa. Así la Señora Carrascosa
no ha tenido rubor en denunciar el perjuicio que las autoridades
norteamericanas le han producido a ella y a su familia. Y todo ello olvidando
como sus comportamientos han perjudicado a su hija y al padre de la misma, el
Sr. Innes.
Debe recordarse que la Sra.
Carrascosa perdió todas las demandas y querellas que presentó contra el que fue
su esposo, tanto en Estados Unidos como en Valencia. En Valencia mismo le
archivaron las numerosas denuncias por violencia de género, aquellas otras en
las que denunciaba a su esposo por intento de asesinato, envenenamiento, abuso
de la hija, amenazas y un largo etcétera.
En contra de lo que se dice, a la
Sra. Carrascosa ningún juzgado, ni español ni norteamericano le concedió nunca
la custodia. En Estados Unidos se la concedieron al padre, y en España las
autoridades judiciales, en vez de concedérsela al padre, se la concedió a los
Servicios Sociales, que actualmente la tienen en nuestro país. Servicios
Sociales, por lo demás, que no han sabido cumplir con sus obligaciones, y ello
en tanto en cuanto, han incumplido la resolución judicial que establecía porque
debían restablecer la comunicación padre-hija (que no han restablecido) y velar
por sus intereses (y no han velado, permitiendo que la menor haya aparecido en
todos los medios de comunicación hablando con su madre).
Cuando la Sr. Carrascosa,
incumpliendo las medidas que ella misma firmó, sustrajo a la menor de Estados
Unidos el Sr. Innes solicitó, por vía del Convenio de la Haya el retorno de la
misma. Por tal motivo los Juzgados de Valencia solicitaron una pericial del
equipo adscrito, que resolvió indicando que si la niña no volvía a los Estados
Unidos se rompería la relación paterno-filial, pues entre otras cosas concluía
la existencia de “Evidencias claras de
manipulación de la menor por parte de la progenitora, creando, mediante
actitudes y verbalizaciones, una imagen negativa del progenitor, favoreciendo
rechazo hacia el mismo”. Todos los medios han callado la existencia de esta
aseveración, y quizá porque a alguno de ellos le viniera bien dejarse manipular
por la familia Carrascosa, que a fuerza de repetir las mismas mentiras ha hecho
que parte del público español las crea.
Otro de los grandes ausentes de
todo este circo mediático ha sido el padre. Y es que prácticamente nadie se
acordó de citar sus sufrimientos por verse privado de su hija, retenida legalmente en España sin razón
alguna, pues en las numerosas actuaciones judiciales no obra ni un solo motivo,
ni un solo argumento, que desaconsejara nunca el contacto paterno-filial.
También se olvida que si María José está el libertad condicional se debe a la
mayor prudencia de los Juzgados norteamericanos frente a los españoles; y a la
labor de Peter Innes, que viendo a su hija sin su padre y sin su madre varias
veces se pronunció a favor de la libertad de María José. En cuanto al prudencia
de los Juzgados norteamericanos debe recordarse que los mismos aplican sus
leyes sin discriminar por razón de sexo, muy al contrario de lo que hacen los
Juzgados españoles, que siempre priman, con criterios discriminatorios, a la
mujer sobre el hombre, aunque ello lleve aparejado el perjuicio de un menor,
como ha pasado en este caso. En cuanto a labor de Peter Innes, su bondad
natural nos recuerda a la actitud de la madre auténtica del famoso juicio del
Rey Salomón. Aquella que cuando vio que su hijo sería dividido por la mitad
decidió renunciar a sus satisfacciones de madre primando la vida de su hijo.
Peter decidió en todo momento que ya que los Juzgados españoles se negaban
injustamente a establecer visitas sobre la menor, lo mejor era que al menor
recuperada a la madre.
Con todo esto, es evidente que España
ha perdido su ser, su quijotesca esencia, aquella que la llevaba a defender
causas justas en contra de viendo y marea. Sin embargo, en este caso ha sido un
norteamericano quien nos ha ensañado lo que es una obra de caridad y
sacrificio. La pena es que, como siempre en las últimas décadas, España,
infectada por la nefasta ideología de género, no sabrá aprender la enseñanza.
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